Es posible aprovechar las crisis para convertirlas en oportunidades
Cuando el 15 de marzo del 2020, el gobierno peruano declaró el estado de emergencia nacional a causa de la Covid 19, jamás imaginamos todo el impacto que tendría el confinamiento no sólo en los ingresos económicos de las familias, sus trabajos, sino principalmente en el estado emocional y psicológico de nuestros participantes.
La realidad, tras 8 meses de esta declaratoria de emergencia, es que en Perú se registraron 12 feminicidios mientras las víctimas se encontraban en confinamiento con sus agresores. En Tacna se registraron más de 1.133 llamadas a la Línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones vulnerables, para denunciar casos de violencia en el hogar y al menos dos tentativas de feminicidio. Además, de esta penosa realidad, al menos 80% de nuestros participantes perdieron su única fuente de trabajo, sin la cual, vivieron literalmente en condiciones infrahumanas.
Como todos, al iniciar el estado de emergencia, creíamos que la situación duraría no más de 15 días, sin embargo, con el transcurrir de los días y la crecida de los contagios y decesos a causa de la pandemia, supimos que debíamos actuar para asistir las necesidades de nuestros participantes. De inmediato efectuamos las coordinaciones entre equipos para monitorear la situación social y emocional de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres. Gracias a las donaciones generosas de cooperantes, empresas y personas de buen corazón, se logró efectuar entrega de canastas de víveres, dinero en efectivo en forma periódica desde marzo hasta noviembre de este año. A la fecha se logró asistir a más de 200 familias, todas quienes nos cuentan desgarradoras historias de resistencia, de necesidades, pero, sobre todo, de esperanza. Estas historias, nos comprometen aún más y nos hacen entender lo mucho que aún, tenemos por hacer.
La situación de nuestras familias era grave. No sólo se trata de familias numerosas, de más de 6 integrantes en promedio, sino de familias que viven en condiciones de hacinamiento, en la que muchas veces comparten una habitación o dos, con pisos y techos precarios. Esta situación sumada, a la falta de trabajo o a la pérdida de sus fuentes de ingresos como puestos de venta de comida u otros productos, mantenía en la zozobra a los padres y madres. Ni qué decir de los niños y niñas. La falta de juego, tan vital para su desarrollo integral, la imposibilidad de conectarse a sus clases remotas debido a la carencia de equipos móviles y acceso a internet, ha abierto más la brecha de desigualdad educativa entre estos niños y niñas.
Se ha dicho ya, que esta pandemia llegó a desnudar las desigualdades que vivimos en nuestras sociedades. Desde el Centro Cristo Rey, creemos que esta pobreza y esta realidad siempre estuvieron desnudas, pero lo que en realidad se ha desnudado, es la indiferencia de quienes habíamos pasado de largo frente a estas necesidades. Por esta razón, nos ha sido imperiosa la tarea de adecuar la atención a todos nuestros programas sociales, no sólo a través de la vía remota, sino que hemos logrado superar nuestra meta de atención en el programa de reinserción escolar, pasando de 214 en 2019 a 245 en 2020. Esta cifra nos ha demostrado, que es posible aprovechar las crisis para convertirlas en oportunidades. Muchos de nuestros estudiantes, tuvieron que retornar a sus ciudades de origen en la sierra del país y desde ahí se conectan a sus clases diarias. Otros, quedándose en Tacna, pudieron encontrar trabajo y se les ha ofrecido las facilidades para adecuar sus horarios a las clases remotas. Otros, al no tener acceso a internet, reciben en forma semanal, material educativo adaptado para no quedarse atrás en su derecho a la educación.
En nuestro programa de madres adolescentes, hemos podido continuar con nuestra atención, no sólo a las 78 del año 2019, sino que en este año recibimos la inscripción de otras 10 madres adolescentes, quienes también pudieron recibir atención y monitoreo psicológico, además de entrega de alimentos y bonos en efectivo. Se les ha ofrecido sesiones remotas de estimulación temprana, estimulación prenatal a las gestantes y talleres de construcción de juegos en casa con sus hijos e hijas. Después de 8 meses de confinamiento, muchas de ellas han retornado a sus emprendimientos, por lo que, a partir de este mes, se ofrecerá acompañamiento a negocios en marcha e ideas de negocio, para ayudarles a potenciar sus emprendimientos y ofrecerles capitales semilla.
En nuestras casitas, la situación es compleja. Debido a que no puede trabajarse con niños y niñas y a causa de la recarga de tareas escolares de las clases remotas, sumado a que no todos tienen acceso a internet y equipos móviles, se ha decidido trabajar en sus familias, el componente emocional y familiar. Se ha conformado dos grupos de mujeres para fomentar en ellas su desarrollo personal, sobre todo si se trata de mujeres que han estado en situación de violencia. Parte de las temáticas impartidas por la psicóloga son habilidades sociales, resiliencia, habilidades maternales, desarrollo personal y proyecto de vida. También en este grupo, hemos pasado de tener 8 mujeres en 2019, a registrar a 42 participantes en 2020. Esta cifra nuevamente nos demuestra que es posible aprovechar este contexto para atender mejor a nuestras participantes.
Después de 8 meses de emergencia, somos conscientes que aún nos falta mucho por hacer, pero también creemos en la fuerza de las personas que atendemos. Estamos convencidos del aprendizaje que nos va dejando este proceso y como equipo, estamos aún más comprometidos con la oportunidad de seguir amando y sirviendo. A la par, hemos sido conscientes de toda la información que se necesita para superar juntos, esta pandemia. Adecuamos nuestros espacios de trabajo con todas las medidas preventivas que se requiere para evitar contagios y todos nuestros equipos ponen en práctica los protocolos de seguridad que demanda la situación actual.
Tacna a la fecha ha sumado 22.053 casos de Covid confirmados, la mayoría de los cuales se registró en el pico más alto de la pandemia en el sur del Perú, durante el mes de agosto. En nuestra ciudad, además, perecieron 596 personas a causa de esta enfermedad. Del total de casos confirmados, 4.526 personas vivían en el distrito Gregorio Albarracín, de donde es la mayoría de nuestros participantes y zona que, además, registra la más alta tasa de pobreza de la región, seguidos de 3.092 casos del distrito Alto de la Alianza y 2.755 casos del distrito Ciudad Nueva.
Liz Herrera Miranda
Directora del Centro de Cristo Rey de Tacna
Tacna, 5 de noviembre 2020